INTRODUCCIÓN AL VIAJE




O.  INTRODUCCIÓN al Viaje

El Ser humano es algo realmente extraordinario. Pura maravilla. Un prodigio tecnológico cuyo funcionamiento es una cosa simplemente increíble. La mayor de las obras que podamos contemplar.

Ahí está el cuerpo físico con todos sus sistemas físicos, (muscular, óseo, respiratorio, circulatorio, digestivo, excretor, hormonal, reproductor, nervioso, linfático, inmunológico,…, sensorial),  los sistemas invisibles relacionados con nuestra energía y emoción (eso que algunos conocen como chakras, centros energéticos, nadis,…, energía kundalini), el aún más misterioso y complejo sistema mental (la mente inconsciente, el consciente y el subconsciente), y para complicarlo hasta límites insospechados además podríamos hablar de los mundos supramentales. Eso que somos cuando experimentamos vida más allá de los procesos de nuestra mente. Puras vivencias convertidas en poesía para la palabra escrita o pronunciada tan sutiles que quizás algunos no sepan ni de lo que estoy hablando.

Si observo de una forma un pelín más detallada todo esto, mi capacidad de maravillarme y quedarme perplejo solo va en aumento:
Corazón, pulmones, genitales, cerebro, intestinos, ….
Sangre, neuronas, células, moléculas, ácidos, …
Vista, olfato, gusto, tacto, oído, ….
Ira, alegría, enfado, éxtasis, paz, ….
Pensamientos, recuerdos, ideas, intuiciones, olvidos, …
Felicidad, sufrimiento, amor, bienestar, …

Nuestro cuerpito con todos sus complementos y accesorios. Todo un magnifico vehículo diseñado por algo misteriosamente extraordinario, con una increíble complejidad de interrelaciones sutiles funcionado con una sabiduría mágica al servicio de la experimentación de la vida. Al servicio de la conciencia que habita en cada uno de nosotros.
Somos algo realmente portentoso con capacidad de sentir, pensar y actuar.
Con la incuestionable misión de experimentar y registrar vida… además de todo lo demás que queramos decir.

Es indudable que quien diseño esto sabía algunas cosas que a nosotros nos hace flipar. A mí por lo menos. Es asombroso.

El cuerpo humano. Mi cuerpo. Nuestros cuerpos. Algo tan sorprendente, extraordinario e increíblemente complejo que nos permite percibir algunas de las infinitas posibilidades que hay alrededor de la existencia humana como parte de nuestra percepción de vida. Cosas tan alucinantes como:

El Universo, las estrellas, el sol, la luna, los planetas, …

La tierra, los mares, los continentes, los países, …

El agua, el fuego, el viento, la materia, …

Los animales, las plantas, los minerales, los gases, …

El hombre, la mujer, la infancia, la sexualidad, la vejez, ...

La humanidad. La naturaleza. La vida. La muerte.

Maravillas alucinantes dentro y fuera de cada ser humano. En el interior y fuera de él. Por todas partes.

Mi profunda admiración ante l@s diseñador@s de todo esto.
¡Que creatividad e imaginación!!! Es simplemente extraordinario.
Sentir así me conecta irremediablemente con el asombro

Desde los límites del Yo y de la mente, al hacernos conscientes de lo increíble, complejo y misterioso que es todo lo relacionado con la existencia, lo normal ha sido que, en diferentes momentos vitales de cada persona, algo dentro de nosotros elevara algunas cuantas cuestiones relacionadas con las esencias de la creación. Preguntas que podrían ser algo así:

¿Todo esto para qué es?
¿Qué es esto que llamo vida?
¿Cuál es la finalidad de estar aquí?
¿Para que nací? 
¿Por qué moriré?
¿Quién o qué me creo y creo todo esto?
¿Qué explicación tiene vivir en un minúsculo planeta dentro de un Universo físico que consideramos infinito?
Seguro que si lo sientes un ratito recuerdas este eco en tu interior… y muchas otras preguntas relacionadas con todo ello resonando en la conciencia colectiva de la humanidad.

Desde los límites de la mente, toda pregunta se convierte en una búsqueda.

¿Cuál es el sentido de la vida?

Y nos ponemos muchos de nosotros a buscar explicaciones racionales relacionadas con todo esto mientras muchos otros prefieren simplemente ignorar estas cuestiones o simplificarlas convirtiéndolas en simplemente preguntas absurdas y sin explicación posible que nos hacen perder nuestro tiempo. (No se pierdan en este sentido la película de los Monty Paiton llamada “El sentido de la vida”)

El caso es que buscamos y buscamos…. y seguimos buscando... y seguiremos buscando...

A través de la ciencia buscamos la sistematización de los conocimientos que obteníamos mediante la observación de patrones regulares. Razonamientos y experimentación que generan hipótesis, principios, leyes y sistemas. Todo muy concreto y lógico explorado desde la mente y sus limitaciones.
Ningún sentido general para la vida pudo ser concretizado por la ciencia y la mente analítica que hay detrás. De esta manera, y quizás hasta que no liberemos algo más de ese potencial que dicen que no utilizamos, no podremos encontrar una solución concluyente que deje satisfecha a la ciencia empírica de los datos objetivos. Muchos ánimos para los científicos cuánticos que parece que son a los que les toca tratan más a estos asuntos en esta época que compartimos. Me apasiona su trabajo… y a la vez me da mucha pereza escucharles. Así es.

A través de la espiritualidad buscamos acercarnos a algo tan mágico y misterioso como el espíritu y el alma humana. Todo muy poco concreto y demasiado volátil que para ser definido y compartido acabo siendo encerrado en escuelas ideológicas, dogmas de fe, doctrinas y religiones. 
Muchos sentidos para la vida nacieron desde aquí, pero todos ellos dependientes de las creencias individuales y condicionantes que cada uno tuviese. Muy poco o nada concluyente como única verdad sensible y extrapolable. Cuantas guerras y peleas en la historia de la humanidad sufrimos por todo ello... Seguimos sufriendo.

La mente humana buscando y buscando, y definitivamente, en mi humilde e irrelevante opinión, no encontrando. Y es que además me parece lo normal. Pedirle a la mente que comprenda el sentido de la vida quizás sea algo parecido a pretender que una hormiga entienda la complejidad de la vida humana. No está diseñada para eso. Esta fuera de sus posibilidades… lo que no la impide seguir siendo una hormiga.

Entre tanto, muchos seres de este mundo, entre ellos algunos tan populares y famosos como Jesús de Nazaret, Siddhartha el Buda, el profeta Mahoma, …y para mi muy especialmente algunos sabios yoguis, nos señalan que no podemos encontrar lo que nunca se perdido, y que cualquiera cosa que busquemos diferente a lo que está sucediendo nunca podrá ser encontrada. Simplemente no está aquí y el misterio se resuelve estando. Viviendo. Sintiendo. Experimentando.
¿El sentido de tu vida? Explóralo por ti mism@. Momento a momento. Instante a instante. Es un tesoro relacionado con la creación de cada instante de tu vida.

Ya… Pero ¿cómo lo hago? Vuelve la mente a preguntar ignorante de todo aquello que no sea ella misma… ¿Cómo encuentro mi tesoro?... o directamente ¿De qué tesoro me hablas?

Estas palabras que aquí sirven como introducción a algo, es el relato de una de esas extraordinarias aventuras de auto-exploración y despertar al momento presente tan vinculadas con esta cuestión del sentido de la vida. Un viaje personal realizado a través de las profundidades de un cuerpo humano concreto con sus peculiaridades, condicionamientos y limitaciones. Como pasa en todos y cada uno de los cuerpos.

Este es un viaje a través de los mundos Ertes (definiendo “Ertes” como los mundos infinitos en los que una conciencia individual puede percibir y compartir experiencias de vida). Un viaje literario realizado desde el respeto y la profunda admiración hacia la increíble maravilla que es la vida, la creación y la existencia humana que nos propone vivenciar.

Este viaje personal que por aquí te relato tiene como principal finalidad la de compartir paisajes explorados. Quizás el mapa de ruta y las fotos realizadas durante el mismo te puedan servirte para localizar algunos de tus cofres del tesoro. Si no, tampoco pasa nada. Si te sirvió para divertirte y entretenerte un rato a mi me parece valioso.

¿Comenzamos?